Estudiar música India es como ir abriendo ventanas una tras otra
por Uri Sala - 17/01/2008
Tengo 45 años. Nací en Guinea Ecuatorial. He vivido en Madrid, Boston, Nueva York y en la India. Soy compositor. He creado un programa de estudios en el Conservatorio de Amsterdam que mezcla la música moderna occidental con la música clásica del sur de la India. No creo en las fronteras.
Con 21 años te fuiste a África a estudiar música.
Estuve en Nigeria y Camerún. De allí cogí varios elementos que utilicé en mis composiciones durante un tiempo. Pero pronto me di cuenta que los recursos que me daba el estudio de la percusión africana eran limitados.
Luego te fuiste a Boston.
Estudié bajo eléctrico y composición en Berklee College of Music.
¿Qué sacaste de allí?
¡Un título! Además, tanto como bajista como a nivel compositivo fue una gran experiencia. Había músicos muy diferentes: la gente hacía jazz, rock, música para películas. Era muy positivo observar como influían en mi música todas estas experiencias.
A la vuelta duraste poco por Madrid.
Había demasiada movida... Y los músicos tenían mentalidad de funcionario. Yo quería estar en un un sitio donde pudiese aprender y desarrollarme.
Y por eso te fuiste a Amsterdam.
Amsterdam me parecía una ciudad con diversidad cultural y artística… un poco como Nueva York, pero en la que además se podía vivir bien y relativamente barato hace quince años. Fue allí donde conocí a mi maestra.
Jahnavi Jayaprakash, la legendaria cantante de música carnática.
Sí. A los diez días de llegar, y de forma totalmente rocambolesca, fui a parar a un concierto de música clásica del Sur de la India.
¿Y viste la luz?
Yo tenía muchas preguntas en relación a la forma de trabajar ciertos elementos en la música clásica y el jazz contemporáneo. El todo vale no me satisfacía. Yo lo que quería era un sistema. Por eso empecé a estudiar con Jahnavi.
Eso supuso tu panacea musical...
Y vital. Ya en la segunda clase me di cuenta de que estudiar estudiar música India es como ir abriendo ventanas una tras otra. Había mucha chicha, y tenía que aprenderla.
Aprenderla allí.
Me fui a vivir al sur de la India durante varios meses esparcidos durante varios años. Por unos seis euros diarios, mi profesora me alojaba y me daba varias horas de clase al día.
Toda una ganga…
Me di cuenta de que la música del sur de la India tenía potencial mucho más allá de lo que podía influirme a mi como compositor. Allí había un sistema que, utilizado de forma congruente, y adaptado a la manera de pensar occidental, podía ayudar o incluso cambiar radicalmente la manera de pensar la música.
Y por eso montaste tu propio programa “Música Contemporánea a través de Técnicas no Occidentales” en el conservatorio de Amsterdam.
El programa consta de un curso introductorio más cuatro años en los que uno puede estudiar composición, lectura e improvisación bajo la óptica de la música carnática aplicada a la música moderna. La música carnática da al músico un sistema para analizar y tocar complejidades rítmicas con mucha más seguridad y precisión. Y para los compositores, tiene muchísimas técnicas que permiten afrontar la creatividad de una manera más efectiva.
Suena muy bien. ¿Y funciona?
Varios compositores e intérpretes que han estudiado el programa han ganado premios. A veces me llegan comentarios de antiguos alumnos que me confiesan que, si no fuese por sus estudios de música carnática, no entenderían la música contemporánea de la manera en que la entienden hoy.
Tengo 45 años. Nací en Guinea Ecuatorial. He vivido en Madrid, Boston, Nueva York y en la India. Soy compositor. He creado un programa de estudios en el Conservatorio de Amsterdam que mezcla la música moderna occidental con la música clásica del sur de la India. No creo en las fronteras.Con 21 años te fuiste a África a estudiar música.
Estuve en Nigeria y Camerún. De allí cogí varios elementos que utilicé en mis composiciones durante un tiempo. Pero pronto me di cuenta que los recursos que me daba el estudio de la percusión africana eran limitados.
Luego te fuiste a Boston.
Estudié bajo eléctrico y composición en Berklee College of Music.
¿Qué sacaste de allí?
¡Un título! Además, tanto como bajista como a nivel compositivo fue una gran experiencia. Había músicos muy diferentes: la gente hacía jazz, rock, música para películas. Era muy positivo observar como influían en mi música todas estas experiencias.
A la vuelta duraste poco por Madrid.
Había demasiada movida... Y los músicos tenían mentalidad de funcionario. Yo quería estar en un un sitio donde pudiese aprender y desarrollarme.
Y por eso te fuiste a Amsterdam.
Amsterdam me parecía una ciudad con diversidad cultural y artística… un poco como Nueva York, pero en la que además se podía vivir bien y relativamente barato hace quince años. Fue allí donde conocí a mi maestra.
Jahnavi Jayaprakash, la legendaria cantante de música carnática.
Sí. A los diez días de llegar, y de forma totalmente rocambolesca, fui a parar a un concierto de música clásica del Sur de la India.
¿Y viste la luz?
Yo tenía muchas preguntas en relación a la forma de trabajar ciertos elementos en la música clásica y el jazz contemporáneo. El todo vale no me satisfacía. Yo lo que quería era un sistema. Por eso empecé a estudiar con Jahnavi.
Eso supuso tu panacea musical...
Y vital. Ya en la segunda clase me di cuenta de que estudiar estudiar música India es como ir abriendo ventanas una tras otra. Había mucha chicha, y tenía que aprenderla.
Aprenderla allí.
Me fui a vivir al sur de la India durante varios meses esparcidos durante varios años. Por unos seis euros diarios, mi profesora me alojaba y me daba varias horas de clase al día.
Toda una ganga…
Me di cuenta de que la música del sur de la India tenía potencial mucho más allá de lo que podía influirme a mi como compositor. Allí había un sistema que, utilizado de forma congruente, y adaptado a la manera de pensar occidental, podía ayudar o incluso cambiar radicalmente la manera de pensar la música.
Y por eso montaste tu propio programa “Música Contemporánea a través de Técnicas no Occidentales” en el conservatorio de Amsterdam.
El programa consta de un curso introductorio más cuatro años en los que uno puede estudiar composición, lectura e improvisación bajo la óptica de la música carnática aplicada a la música moderna. La música carnática da al músico un sistema para analizar y tocar complejidades rítmicas con mucha más seguridad y precisión. Y para los compositores, tiene muchísimas técnicas que permiten afrontar la creatividad de una manera más efectiva.
Suena muy bien. ¿Y funciona?
Varios compositores e intérpretes que han estudiado el programa han ganado premios. A veces me llegan comentarios de antiguos alumnos que me confiesan que, si no fuese por sus estudios de música carnática, no entenderían la música contemporánea de la manera en que la entienden hoy.
Comments